Él no sabe de proporciones, y me refiero a la proporción directa esperada entre el querer y el tiempo que transcurre.
Mi razón me cuestiona por mi querer apresurado, han transcurrido escasos días para tal incremento desproporcionado.
¿Cómo logro un acuerdo entre corazón y razón?
Mi argumento es que no hay proporción esperada entre ambos ¡No existe! ¡Déjenme tranquila!